Mi experiencia en BYTE
Por Raúl Alexander Almogabar Robles
Su narración estaba compuesta de una mezcla de melancolía y orgullo. Sus jóvenes ojos se iluminaban o apagaban de acuerdo con la parte que cuidadosamente nos narraba a los entrevistadores. A pesar de la distancia virtual podíamos notar el gusto y ánimo de su anécdota personal. Al final de su historia no dejó de alabar el nuevo lenguaje que había aprendido: el audiovisual. El taller de Digital Storytelling no solamente le había ayudado a descubrir su propia voz como escritora, sino que también le había enseñado a interpretar y a interpretarse ante los demás. Eso lo traerá consigo para siempre, como si fuera la llave de un nuevo mundo que estaba dispuesta a explorar. Al final de la entrevista, después de risas y agradecimientos, nos dijo: Quiero hacer videos, quiero estudiar cine. Fue cuando caí en cuenta que los talleres y cursos de BYTE eran más que una actividad educativa.
Nos encargaron realizar un reporte a profundidad del taller de Digital Storytelling. Mediante entrevistas y grupos focales fuimos conociendo más sobre esta diversa comunidad. Con sus actividades, BYTE ha acompañado a jóvenes y adultos en el descubrimiento de habilidades latentes, a las cuales, por carencias económicas, falta de tiempo o de autoconfianza, no habían puesto suficiente atención.
Comencé en BYTE como asistente evaluador e investigador aproximadamente hace dos años. Nunca había tenido el interés de trabajar con niños y niñas, parte de esto, a causa de mi mínima experiencia en este campo, pero sin dame cuenta me fui acercando a los mismos educandos de todas las edades apoyando en diversas actividades. Mi trabajo continuó como analista de datos y ocasionalmente, como asistente de los y las instructoras. Ahí aprendí de primera mano el impacto de la pasión docente en el desarrollo emocional de la comunidad. Fue inevitable notarlo al observar el orgullo naciente que emanaban los y las participantes al haber terminado videos de animación, anécdotas personales en forma de videos o coreografías realizadas con éxito.
La comunidad sigue creciendo temporada tras temporada. Cada vez incorporamos nuevas actividades y parte de mi trabajo es registrarlas como si fuera un diario. Esto me ha servido para tener una perspectiva de la metodología en que la organización contribuye constantemente a la vida de sus participantes. El desarrollo emocional, la capacidad de interpretarse y la adquisición de nuevos lenguajes como el arte y el deporte, son apropiados por todos los y las que participamos, seamos instructores o estudiantes. Con todo esto, BYTE forma comunidades, anima a las personas a entenderse a sí mismas, anima la confianza, muestra el camino hacia la autoestima y entrega llaves a puertas que permiten acceder a nuevos mundos.