Por qué trabajar con adolescentes es divertido

Por Zayra Rivera


Cuando personas a mi alrededor me preguntan sobre mi trabajo, o los trabajos que he tenido, siempre les digo que el aspecto favorito de mi profesión es trabajar con adolescentes. A veces pasa que personas se quedan confundidas con mi respuesta, o alzan sus cejas sorprendidas. 

Haciendo contexto, siento que los y las adolescentes no tienen la mejor reputación. Esto lo he vivido desde que yo fui adolescente. Y ya desde entonces escuchaba comentarios como “son malhumorados, groseros” o “no pues, así son los chiquillos de hoy, no hablan.” He escuchado frases parecidas montones de veces, pero nadie se pregunta el por qué. 

Los adultos, o personas que apenas van saliendo de la adolescencia, pronto se olvidan de lo que fue pasar por esa época. La época donde todos te tratan como un niño, pero quieren que te comportes como un adulto. Para mí no es justo olvidarlo. La adolescencia es una era de nuestras vidas donde nos enfrentamos a un montón de cambios y decisiones de toda clase. Y lo peor es que la visión negativa sobre los y las jóvenes está normalizada. 

La adolescencia es un periodo que todos y todas tenemos que pasar, las personas insinúan que es algo fácil, pero a veces no lo es, o no se les da el apoyo suficientemente adecuado a personas que van pasando por su adolescencia. 

He tenido la suerte de trabajar con adolescentes en distintos países como Estados Unidos, Ruanda, Guatemala y México, y en cada país me he sentido inspirada por las ideas que hemos compartido, así como por encontrar similitudes entre diferentes comunidades. Las más grandes experiencias que he vivido es el amor por la música y también la diferencia que hace escuchar a los jóvenes expresar sus ideas. 

Me gustaría seguir trabajando con adolescentes a lo largo de mi vida, y también ser vista como alguien a quien los y las jóvenes puedan acudir para que ser escuchados y escuchadas. Es muy fácil simplemente categorizar a las personas basadas en sus edades, pero mientras vamos creciendo, a veces se va perdiendo la idea de que podemos aprender de todas las personas. Y mas que nada, que a las ideas de los adolescentes también se les debería de tomar mas en serio. Seguido me encuentro inspirada por los jóvenes de BYTE. Espero poder seguir contribuyendo a los programas juveniles de esta organización para poder fomentar sus ideas e creatividad. 


Caro Iniguez